La Vuelta a España corrió serio peligro de desaparición en 1979, trece años después de haberse vivido una situación similar por problemas económicos. En esta ocasión, el motivo fue la renunca a seguir al frente de la misma del tradicional organizador, El Correo Español-El Pueblo Vasco. Dicha decisión se anunció en enero, a sólo tres meses del inicio. El desaparecido Luis Puig, presidente de la Federación Española de Ciclismo y una de las figuras más importantes de este deporte en nuestro país, consiguió que la ronda española continuase su andadura. Puig logró la colaboración de Unipublic y el patrocinio de la firma Lois y la prueba dio inicio en la fecha prevista, el 24 de abril, en Jerez de la Frontera. La Vuelta no sólo se había salvado, sino que unos años después, tras calar profundamente a nivel popular gracias al apoyo de las retransmisiones de la televisión estatal, alcanzó sus momentos de máximo esplendor y un reconocimiento internacional que ha llegado a situarla recientemente al mismo nivel, si no por encima incluso, que el Giro de Italia.
En la faceta meramente deportiva, la edición del 79 tuvo poca historia. Sin figuras españolas de relieve, el trío extranjero formado por Maertens, Hinault y Zoetemelk debía disputarse la victoria. Ninguno de los dos primeros estuvo a la altura de lo que de ellos se esperaba, así que el holandés, con fama de "chuparruedas", no tuvo mayores problemas para llegar vestido de amarillo a Madrid, nuevo final de la prueba. Vencedor en el prólogo, Zoetemelk sólo cedió el liderato a mitad de la carrera, durante siete jornadas y a uno de sus compañeros, Levavaseur. El holandés basó su victoria en la cuarta etapa, con final en Sierra Nieva, en la que fue segundo por detrás de Felipe Yáñez; la cimentó imponiéndose en la contrarreloj de Benicasim (segundo sector de la octava etapa); y la rubricó, recuperando el liderato, en la etapa reina, con final en el alto de Peña Cabarga, donde se impuso López del Amo. Fue la de Joop Zoetemelk una victoria relativamente cómoda, ya que sólo Paco Galdós consiguió inquietarle en algunos momentos.
También destacaron en esta edición las cinco victorias parciales del belga De Wolf y la aparición del irlandés Sean Kelly, entonces un joven sprinter y que después llegaría a ganar la Vuelta. En cuanto a los españoles, el reinado de Felipe Yáñez en la Montaña y algunos detalles de Esparza, Pedro Torres o Faustino Rupérez fueron lo único resaltable.